30 noviembre 2011

Duendes

Cada vez que oigo a alguien hablar de los duendes como si fueran pura fantasía, no puedo evitar una sonrisa. Porque yo sé que existen.
Desde que era un niño he podido verlos en distintas ocasiones. Y he podido estudiarlos bien.
Por supuesto, no son como la gente los suele pintar: unos viejecitos rechonchos, diminutos, de barba blanca y piel verde, gorrito rojo, etc., etc.
Para empezar, ni siquiera tienen rostro humano; son extraterrestres, unos ET diminutos y extravagantes. Tienen un hocico afilado como el de los osos hormigueros, y de color blanco como una barba. El gorro rojo es en realidad un penacho de plumas. La piel es ciertamente verde, aunque el torso suele ser de otro color, de una forma tal que se confunde con una chaquetilla y un pantaloncito. ¡Ah! Y lo que parecen botas son realmente pezuñas. Y me olvidaba de que tienen un rabo diminuto parecido al de los ratones pero bastante menor.
Aún no he dicho que su tamaño va desde el de una abeja hasta el de un ratoncillo. Y no vayan a creer que su mente es parecida a estos animales: son muy inteligentes. Se perfectamente lo que dicen los sabios, que no puede haber inteligencia en un cerebro tan pequeño. Yo sólo digo que, o bien sus cerebros no son como los nuestros, o bien tienen una mente comunal, algo al estilo de las abejas. No se si me explico, pero desde luego ellos son telépatas, nunca están solos y siempre permanecen en contacto con sus congéneres. No son para nada individualistas.
Vienen aquí, a la Tierra, desde su mundo allá en las estrellas, en naves espaciales parecidas a setas. Por suerte, se parecen mucho más a setas venenosas, lo que les ha salvado más de una vez de ir a parar con sus naves a la cesta de un recolector de setas. Francamente, no me parece nada divertida la posibilidad de hallar trozos de metal en medio de un revuelto de champiñones.
Les encanta venir a este planeta. Vuelan entre las flores con algún aparato que tienen, y se alimentan del néctar, que recogen con su hocico similar a una barba. Siempre tratan de acercarse a los humanos.
¡Sí! Claro que se han dado a conocer desde el principio. ¿Cómo, si no, creen ustedes que han surgido tantas fábulas sobre duendes y gnomos?

No hay comentarios: