25 octubre 2014

Gu Luxan en el Planeta de los Furuñucos

      En el País Donde Nunca Pasa Nada estaba Gu Luxan descansando de pie sobre su sillón favorito. Masticaba caramelos de palabras sabor sorpresa: unos eran dulces pues tenían palabras de amor, otros eran picantes porque eran chistes verdes, algunos salían amargos ya que contenían palabrotas y así uno tras otro, todos distintos dado que eran de palabras sorpresa. Gu Luxan cogía un caramelo, preguntándose de qué sabor saldría, y lo masticaba despacio apreciando el sabor de las palabras; salvo cuando le tocaba una palabra desagradable, que procuraba tragarlo enseguida.
      Como era temprano al mediodía, Gu Luxan se quedó dormido.
      Soñó con los furuñucos. En su sueño le rodeaban miles de furuñucos de todos colores (¡no sólo rosados!) y todos hablaban a la vez con voces chillonas que apenas se oían. Todos y cada uno de los furuñucos fijaban sus 385 ojos en Gu Luxan y éste sentía que nadie lo miraba.
      Finalmente, Gu Luxan despertó. Y vio un furuñuco junto a la mesa del comedor, otro en la cocina y otro más sentado en el sillón. Además, en la tele se veían varios furuñucos hablando animadamente, aunque no se oían porque estaba encendido el sonido.
      Gu Luxan fue al baño, pero en él estaban tres furuñucos cantando. Además, 17 furuñucos se hallaban en la puerta de su casa y todos ellos tenían sus 385 ojos fijos en él.
      Gu Luxan gritó:
      —¡No quiero saber más de los furuñucos! ¡No quiero ver ni uno más!
      Todos los furuñucos desaparecieron. Gu Luxan pudo ahora ir al baño a lavarse el bigote.
      Al salir del baño, sonó el teléfono fijo. Pero Gu Luxan no pudo descolgarlo, porque estaba fijo. A continuación sonó el teléfono móvil, que se fue corriendo delante de Gu Luxan cuando éste intentó cogerlo.
      La televisión ahora mostraba un texto, porque era teletexto, que decía: “LOS FURUÑUCOS SOLICITAN A GU LUXAN QUE VIAJE A SU PLANETA”.
      Gu Luxan ignoró la televisión y encendió la radio. Pudo oír lo siguiente: “LOS FURUÑUCOS SOLICITAN A GU LUXAN QUE VIAJE A SU PLANETA”.
      A continuación, Gu Luxan encendió su ordeñador personal. Se abrió una ventana con una persiana virtual (cortesía de la Señora Araña Tejedora de Persianas Virtuales) y apareció un texto que decía: “LOS FURUÑUCOS SOLICITAN A GU LUXAN QUE VIAJE A SU PLANETA”.
      Además, vio un aviso de que tenía correo electrónico. Lo abrió y había ¡más de mil emelios! Abrió uno tras otro, y todo decían lo mismo: “LOS FURUÑUCOS SOLICITAN A GU LUXAN QUE VIAJE A SU PLANETA”.
      Sonó el timbre de la puerta, y el propio sonido decía: “LOS FURUÑUCOS SOLICITAN A GU LUXAN QUE VIAJE A SU PLANETA”.
      Gu Luxan abrió la puerta, y allí estaba el cartero con 6587 sobres, todos ellos a nombre de Gu Luxan.
      Éste abrió un sobre tras otro, y en todos decía lo mismo: “LOS FURUÑUCOS SOLICITAN A GU LUXAN QUE VIAJE A SU PLANETA”.
      Algo cansado, Gu Luxan salió de su casa, en la esquina había varios vecinos y vecinas contando chismes. Gu Luxan se les acercó a tiempo de oír: “LOS FURUÑUCOS SOLICITAN A GU LUXAN QUE VIAJE A SU PLANETA”.
      En el quiosco de la esquina, todos los periódicos y revistas tenían la misma noticia en grandes titulares: “LOS FURUÑUCOS SOLICITAN A GU LUXAN QUE VIAJE A SU PLANETA”.
      Finalmente, Gu Luxan miró al cielo, justo a tiempo para ver una avioneta que llevaba detrás un cartel. El cartel ponía: “LOS FURUÑUCOS SOLICITAN A GU LUXAN QUE VIAJE A SU PLANETA”.
      Así que Gu Luxan volvió a su casa y le dijo al furuñuco que casualmente estaba sentado en el sillón:
      —Me he enterado, por pura casualidad, que ustedes desean que vaya a su planeta. Pues bien, da la casualidad de que voy a aceptar.
      El furuñuco no dijo nada, sino que salió por la puerta, seguido de Gu Luxan. Allí le esperaba una nave espacial en forma de barco de papel.
      —¿Y esto qué es? —preguntó Gu Luxan
      —Es la nave espacial que viaja al planeta de los furuñucos.
      —Pero, ¿cómo funciona?
      —Flotando en el agua.
      —Pero no hay agua.
      —La habrá.
      El furuñuco se puso a cantar. Lo hacía tan mal, pero tan mal que de repente comenzó a soplar un ligero viento racheado con ráfagas huracanadas. El cielo se oscureció y gruesas nubes lo cubrieron todo.
      ¡Y comenzó a llover! Era una verdadera tormenta, con gruesas gotas gordas como peras. El furuñuco seguía cantando y cada vez llovía con más fuerza.
      El agua corría por la calle cada vez en mayor cantidad. Hasta que llegó la inundación, y el barco pudo flotar.
      Flotando en el agua que corría por la calle, el barco de papel se alejó y llegó a la Vía Láctea.
      Como es sabido por casi nadie, la Vía Láctea es una vía muy concurrida por astronaves de todo tipo. Por eso Gu Luxan no se extrañó cuando llegaron a un cruce donde tuvieron que detenerse para dejar paso, primero a un tren de cercanías, luego a otro de lejanías.
      A continuación, pasó un pájaro volando sobre un avión de papel. El pájaro se les quedó mirando y les enseñó la lengua a la vez que decía:
      —¡Pío pío!
      Lo que como todo el mundo sabe es un insulto, y quiere decir “pío, pío”
      El barco de papel de los furuñucos siguió su curso por la Vía Láctea. De repente, casi chocan contra un burro que venía volando:
      —¡Burro tenías que ser! —exclamó el furuñuco
      Y el burro contestó rebuznando.
      Tras un largo y azaroso viaje, llegaron enseguida a un planeta con forma de plato de sopa.
      Era sopa con fideos, y la nave de los furuñucos aterrizó en uno de los fideos.
      De pronto, una enorme cuchara los recogió y Gu Luxan vio que se acercaban a una gigantesca cueva con forma de pico de pato.
      Dentro de la cueva habían furuñucos de todos los colores: rosados, verdes, invisibles, trasparentes, azules, blancos, negros, grises, con pintas rojas y azules, etc., etc.
      Gu Luxan se subió en un pirinflato de heliogramas, llevado por 45 burros voladores, lo que era un gran honor. El pirinflato de Gu Luxan tenía apócrifos de oro y chucufletas de platino, además de hilo inalámbrico y pedorretas de jazmín. Y todos los burros voladores cantaban en inglés una ópera de Puccini, lo que por cierto hacían al unísono con recias voces de barítono.
      Llegaron al Palacio del Rey Innato Presidente (RIP) del planeta de los furuñucos. Como no todo el mundo sabe, el Palacio del RIP tiene el tamaño de una caja de fósforos. De hecho el propio RIP parece un fósforo, pues tiene una gran cabeza roja, es muy delgado y viste de amarillo.
      Gu Luxan cogió el Palacio del RIP en su mano y lo abrió. Salió el RIP y le dijo (antes de que a Gu Luxan le diera por encenderlo):
      —¡Oh, intrépido y valiente aventurero de nombre Gu Luxan! Todos los furuñucos, de quienes soy su más pequeño representante, esperan de ti una gesta digna de tu fama, que tan merecida tienes a lo largo y ancho del Universo. Es para mí un grato honor tener ante mí al más grande defensor de los furuñucos, el cual…
      Cerca de cuatro horas y media estuvo hablando el RIP. Finalmente, se quedó en silencio y le aplaudieron los demás fósforos de la caja, mejor dicho, del Palacio.
      Gu Luxan contestó con otro discurso interminable:
      —Gracias. ¿Qué debo hacer?
      —Deberás ponerte en contacto con la Reina Imaginaria Presidencial. Ella es la quien realmente manda. Yo sólo digo discursos breves, porque en mi modesta opinión, la coyuntura social y agorística es predominantemente tendente a la superación de los logros explicitados en el programa del gobierno, el cual se entiende que…
      Esta vez el discurso fue mucho más breve: sólo duró 45 horas y tres cuartos.
      Tras el breve discurso, Gu Luxan fue a buscar a la RIP.
      La Reina Imaginaria Presidencial era una furuñuca verde con manchas verdes y pintas verdes. Además, uno de sus 385 ojos era verde, y los restantes también lo eran.
      La RIP estaba comiendo judías verdes con lechuga y espinacas. Gu Luxan observó que sus labios eran verdes, y que también lo eran sus dientes.
      Con su boca verde llena de comida verde, la RIP explicó a Gu Luxan:
      —Tenemos un problema con los refunfuños, Gu Luxan. ¿Quieres un poco de puré de pera verde?
      —No, gracias, Majestad Presidencial. ¿Qué pasa con los refunfuños?
      La RIP tomó un poco de jugo verde de manzana y uva verdes.
      —Los refunfuños se dedican a molestar a los furuñucos. Les molestan hasta que les hacen enfadar y entonces ocurre lo más terrible. ¿Un poco de sopa verde? ¿Apio con salsa verde, tal vez?
      —No, gracias, Vuestra Majestad Imaginaria. ¿Qué les pasa a los furuñucos cuando se enfadan?
      —¡Pues que se vuelven morados! ¡Y a los refunfuños les gusta comer furuñucos morados! ¡Si al menos fueran verdes, lo podría entender! ¿Un poco de lechuga y tomate verde? ¿Gelatina verde?
      Gu Luxan rechazó nuevamente la invitación de la RIP. La dejó comiendo cosas verdes y limpiándose la boca con un trapo (verde, por supuesto).
     
      Tras el encuentro con la RIP, Gu Luxan salió a pasear por el planeta de los furuñucos. Caminó y caminó, paseando y corriendo, hasta que vio una masa de refunfuños. Los pudo reconocer enseguida, aunque nunca había visto ninguno, porque todos eran peludos, sin ojos ni pelo, con tres patas cortas acabadas en pezuñas, tan largas que parecían zancos; además, tenían una trompa de color vinagre que terminaba en un pico azul. Y a un lado de sus diminutas cabezas tenían tres enormes cuernos.
      Todos los refunfuños, unos 25 más o menos con toda exactitud, rodeaban a un pobre furuñuco del que hacían burla. Le sacaban la lengua, le hacían gestos con las manos y contaban chistes malísimos, todo ello para hacerle enfadar. De hecho, el furuñuco ya se estaba volviendo morado.
      Gu Luxan pasó rápidamente a la acción y contó un chiste muy gracioso; tan gracioso que hasta los mismos refunfuños se echaron a reír.
      Gu Luxan siguió contando chistes y todos eran buenísimos. Todos los furuñucos que estaban a la vista se tronchaban de risa, y lo mismo sucedía con los refunfuños.
      Aprovechando que sus captores se estaban mondando de risa, el furuñuco que habían atrapado logró escapar, riendo por supuesto.
      Gu Luxan decidió vestirse de payaso, para lo cual se vistió con un frac negro, camisa blanca, corbata de pajarita, zapatos negros de charol y sombrero de copa. Vestido así de payaso se dedicó a viajar por todo el planeta haciendo reír a los furuñucos y también a los refunfuños.
      Al poco tiempo, los refunfuños se estaban muriendo de hambre, pues no comían otra cosa que furuñucos enfadados. Por eso decidieron pasar al contraataque, para lo cual capturaron a Gu Luxan y lo metieron dentro de una nave espacial con forma de huevo frito. Gu Luxan no pudo evitarlo, porque en ese momento estaba conversando con varios furuñucos acerca de la espiritualidad del cangrejo, tema de mucho interés como se sabe.
      Cuando Gu Luxan se dio cuenta, ya estaba dentro de la nave. Viajando hacia algún lugar.
      La nave espacial con forma de huevo frito viajaba por el tiempo. Por eso cuando llegó, lo hizo en el mismo planeta de los furuñucos, pero en el momento antes de que los refunfuños capturaran a Gu Luxan. Éste vio como los refunfuños lo capturaban, mientras el otro Gu Luxan (o sea él mismo) estaba ya en la nave.
      Al salir de la nave, Gu Luxan vio aparecer miles y miles de naves espaciales con forma de huevo frito. De cada una de ellas salió un Gu Luxan.
      Finalmente, eran miles de millones de Gu Luxanes los que se encontraron saliendo de las naves con forma de huevo frito. Todos y cada uno volvieron a recorrer el planeta de los furuñucos haciéndoles reír.
      Los refunfuños no pudieron hacer otra cosa que subir a bordo de otra nave con forma de huevo revuelto y marcharse del planeta de los furuñucos. Todos ellos decidieron que, en adelante, no comerían más furuñucos, tan sólo ensaladas verdes.
      La RIP llamó a Gu Luxan para darle un premio, pero fueron todos los miles de millones de Gu Luxanes, y no cabían en el palacio de la RIP. Por lo tanto, ésta decidió comerse el premio (a fin de cuentas era una copa verde llena de sopa verde) y todos los Gu Luxan optaron por regresar a su casa, cada uno en un barco de papel.
      Pero en la casa de Gu Luxan no cabían tantos Gu Luxanes. No podían sentarse en el sillón, ni había suficientes caramelos de palabras para todos. ¡Y no digamos cuando todos querían ir a la vez al baño!
      Así que los Gu Luxanes volvieron a subir a bordo de las naves con forma de huevo frito (que habían traído en un plato, dentro del barco de papel de cada uno de ellos) y se fueron por el tiempo. Se fueron todos menos dos.
      Los dos Gu Luxan se quedaron discutiendo:
      —¡Yo soy el verdadero Gu Luxan! —decía uno de ellos.
      —¡Nada de eso, el verdadero Gu Luxan soy yo! —respondía el otro
      Y así siguieron discutiendo todo el día. Finalmente, los dos optaron por sentarse tranquilamente en el sillón a comer caramelos de chistes sorpresa.
     
      Gu Luxan-1 y Gu Luxan-2 estaban tranquilamente sentados bebiendo vasos de aire, cuando apareció una nube de color azul en el centro del salón.
      Al despejarse la nube, sólo había un ratoncito blanco con una capa roja.
      —¡Hola! —dijo el ratón—. Me llamo Trimpolifante Jatrinautagobio Limajuñas y soy un mago del País Imposiblemente Mágico.
      —¡Hola! —dijeron al unísono Gu Luxan-1 y Gu Luxan-2—. ¿Qué se te ofrece Trimpolifante Jatrinautagobio Limajuñas?
      El nombre era más grande que el ratón, porque los dos se fijaron en que estaba escrito en la capa y ésta se arrastraba mucho más allá de la cola del ratoncito.
      —Pues quiero que vengan los dos Gu Luxanes
      Y sin decir nada más, el ratoncito sacó una varita mágica y dijo:
      —¡Abralacajakevienelgato!
      Todos desaparecieron del salón de Gu Luxan y aparecieron en un lugar extrañísimo.
      Era un lugar muy raro, y Gu Luxan no había estado jamás en sitio tan raro. Ninguno de los dos, para ser exactos.
      El suelo estaba cubierto de hierba, y era verde. El aire estaba limpio y fresco, olía a flores. A lo lejos se veían árboles de todo tipo, y más allá había unas montañas con las cimas cubiertas de nieve. Aquí y allá se podían ver casas pequeñas con chimeneas, pequeñas huertas y ganado en corrales. Y había también un camino de tierra por el que caminaba la gente, con toda calma, en carretas de bueyes o al lado de burros. Se oía el ladrido de algún perro, el cacareo de unas gallinas, y el piar de los pájaros. Además, las risas de un grupo de niños que jugaban al escondite.
      Todo era muy raro.
      —¡Bienvenidos al País Imposiblemente Mágico! —exclamó Trimpolifante Jatrinautagobio Limajuñas
      —Vale, ya estamos en el País Imposiblemente Mágico —dijeron al unísono los dos Gu Luxan—. ¿Y ahora, qué?
      —Pues que aquí hallaremos la solución al problema que tienen ustedes.
      —¿Y cuál será era solución? —preguntó un Gu Luxan
      —¿Y esa solución, cuál será? —preguntó el otro Gu Luxan
      —No tengo ni idea. Pero lo averiguaremos.
      Y mientras decía esto, el ratón Trimpolifante Jatrinautagobio Limajuñas hizo un pase mágico con su varita.
      —¡Rebimbalamajacacadelavacañacañacapisacongarbomorena!
      Al decir la palabra mágica, el agujero de un hormiguero se hizo lo bastante grande para que pudieran pasar los dos Gu Luxan, además del ratón. No sólo se hizo grande, sino que apareció una alfombra roja con una enorme pancarta que decía:
      “Bienvenidos al Congreso Mágico Para Solucionar el Problema de Gu Luxan”.
      Además de los dos Gu Luxan y del mago ratón, miles y miles de magos de todos los mundos entraban por la puerta.
      Trimpolifante Jatrinautagobio Limajuñas se presentó ante un mostrador donde una preciosa señorita le preguntó su nombre. Localizado en el fichero de pergamino, le entregó una insignia con sus iniciales (ya que no cabía el nombre completo). La insignia era pequeña, justo lo suficiente para sujetarla con un broche mágico a la espalda del ratoncito.
      Los dos Gu Luxan se presentaron y dijeron su nombre (el mismo) al unísono. La señorita azafata se quedó extrañada, pero en ese momento intervino Trimpolifante Jatrinautagobio Limajuñas, quien dijo:
      —Creo que a ellos les corresponde el pase especial.
      Y sin dudarlo ni un instante, la azafata entregó a cada uno de los Gu Luxan una insignia con el nombre Gu Luxan en letras doradas. A diferencia de la insignia del ratón (y de todos los magos), que era de color azul, las de los Gu Luxan eran verdes. Y no había diferencias entre una y otra, por cierto.
      Las hormigas estaban por todas partes, pues no en vano estaban dentro de un hormiguero. Sin embargo, no molestaban, pues tan sólo estaban como espectadoras.
      El salón plenario estaba lleno a rebosar con todos los magos, y millones de hormigas como espectadoras, cuando un mago muy mayor de larga barba blanca abrió la sesión:
      —¡Muy buenos días! Para quienes no me conozcan, diré que soy Barbiblanca Lampiño Peludo Canoso Calvo y me han designado para moderar este congreso. Estamos todos aquí reunidos para buscar una solución al problema que enfrenta nuestro querido amigo Gu Luxan.
      Todos aplaudieron, incluyendo a las hormigas.
      —Bien, antes de dar inicio a la formación de los distintos comités, quiero que todos sean conscientes del problema. Por favor, que pase Gu Luxan.
      Los dos Gu Luxan subieron al estrado junto al Gran Mago Barbiblanca Lampiño Peludo Canoso Calvo. Todos los presentes vieron que eran idénticos, se movían igual y querían siempre estar en el mismo sitio a la vez, lo que les daba muchos problemas.
      —Ya han visto el problema, ahora, por favor, que cada cual se apunte a una de las 1.572 comisiones previstas.
      Durante dos horas, todos los magos se apuntaron a alguna de las comisiones. Hubo que revisar el número de participantes, pues muchas se quedaron con sólo tres miembros mientras que otras tenían varios miles, así que hubo de decirles a estos últimos que cambiaran sus preferencias.
      Finalmente, fue el Gran Mago Barbiblanca Lampiño Peludo Canoso Calvo quien dio con la solución, al usar su varita mágica.
      —¡Trampatramposalakejagoyoahora! —dijo
      Y así quedaron formadas, mágicamente, todas las comisiones con el número adecuado de miembros.
      Todos los magos se retiraron a comer, armando tanto escándalo que se oía fuera del hormiguero, arriba en el País Imposiblemente Mágico.
      A las cuatro horas, se reanudaron las sesiones. Esta vez cada una de las comisiones se retiró para tratar uno de los aspectos del problema.
      Durante muchos días se debatió en el Congreso. Poco a poco las comisiones fueron acabando sus sesiones, salvo la “Comisión para ver lo que se haría después”, que siguió discutiendo quince días más, mientras los demás esperaban.
      Finalmente, hasta esa comisión dio por concluidas sus sesiones.
      En una solemne ceremonia, el Gran Mago Barbiblanca Lampiño Peludo Canoso Calvo proclamó finalizado el Congreso e hizo acto de entrega a cada uno de los participantes del diploma acreditativo de su participación. Mejor dicho, a todos menos a Trimpolifante Jatrinautagobio Limajuñas, pues nadie lo había visto en las sesiones de las comisiones.
      —¿Cómo que no? ¡Yo estaba en la Comisión para el Espejo Mágico!
      —Nadie te vio —insistió el Gran Mago Barbiblanca.
      —¡Porque soy muy pequeño! Pero puedo demostrar con mi varita que estuve allí.
      —Vale, vale, acepto tu protesta. Tendrás tu diploma acreditativo.
      —¡Sólo faltaría que siendo yo uno de los organizadores me quedara sin diploma!
      El ratoncito también recibió su diploma.
      Uno de los Gu Luxan le preguntó que haría con ese diploma, si lo colgaría en su casa. El otro Gu Luxan hizo la misma pregunta.
      —No lo colgaré, porque es demasiado grande y no cabe en ninguna habitación. Me lo comeré, como ratón que soy. ¡Me encanta comer diplomas!
      —Y por cierto, ¿cuál es la solución a nuestro problema? —preguntó Gu Luxan
      —Por cierto, ¿podrías decirnos qué solución hay para nuestro problema? —preguntó el otro Gu Luxan
      —Tendremos que esperar a que salgan publicadas las actas de cada una de las sesiones. Será una edición especial, en pergamino de primera calidad, a precio módico. Y para ustedes, un ejemplar gratuito por supuesto.
      —Ya, pero ¿podrías resumirlo? —dijo uno de los Gu Luxan
      —Bien, pero ¿sería posible un resumen? —dijo el otro Gu Luxan
      —De acuerdo. Usaremos un espejo mágico.
      —¿Cómo es eso? —preguntaron los dos Gu Luxan a la vez.
      —Ya lo verán. Primero habrá que fabricar el espejo.
      Trimpolifante Jatrinautagobio Limajuñas se puso de inmediato manos a la obra. Convocó un anuncio a través del periódico, solicitando socios, y fundó la Compañía Anónima con Nombre para la Construcción del Espejo Mágico Destinado a Solucionar el Problema de Gu Luxan, CANCEMaDSPGL.
      En la primera reunión ejecutiva de la CANCEMaDSPGL se decidió ampliar el capital para tener más socios y más fondos.
      En la segunda reunión se dio la bienvenida a los nuevos socios y se nombró un comité ejecutivo.
      En la tercera reunión se decidió construir una sede adecuada para la empresa.
      En la cuarta reunión se nombró al delegado para contratar personal.
      Entre las reuniones quinta y décimo octava se analizó la contratación del personal y su preparación.
      En las siguientes reuniones se fueron tratando diversas cuestiones, como el estatuto de la compañía, el logotipo, varias operaciones de marketing para darse a conocer entre el público, dos campañas de relaciones públicas, también se contrató a un famoso escritor para que escribiera las Aventuras de Gu Luxan, incluyendo un guión para una película y una serie de televisión.
      Por fin, en la reunión número 58 se decidió iniciar la construcción del espejo. Mejor dicho, se decidió la compra de los materiales.
      Se compró, entre otras cosas, lo que sigue:
* Pis de Unicornio
* Moco de Tiburón Blanco
* Pelo del sobaco de Furuñuco Rosado que nunca se haya lavado
* Arena del zapato de un guardia de tráfico
* Sudor de Ballena Vacía
* Una moneda de 1 frenling, recogida en el suelo de una cuadra de caballos
* Una pluma de águila con tinta de calamar
* Un huevo de codorniz
* Dos libras de chocolate
* …
      El chocolate sirvió para que recuperara sus fuerzas la secretaria que escribía toda la lista. En realidad era una lista mucho más larga, tan larga que de nuevo se reunió el comité ejecutivo de la CANCEMaDSPGL para ampliar el capital con nuevos socios, a fin de tener más dinero.
      Cuando se convocó la reunión nº 374 se informó a todos los socios presentes que ya se tenían todos los materiales, así como el personal preparado a punto.
      En la reunión 597º se anunció el inicio de la fabricación del espejo. Y en la 598º se dijo que se suspendía la construcción porque faltaba un clavo.
      Cuando se convocó la reunión 1570º se informó que ya se disponía del clavo, por lo que se autorizó la reanudación de la obra.
      Finalmente, en la reunión 45741º del comité ejecutivo de la CANCEMaDSPGL se anunció el final de la construcción del espejo. El nieto del primer presidente ejecutivo de la empresa hizo entrega a los dos Gu Luxan de sus respectivas llaves. Y a continuación se procedió a la liquidación de los bienes de la CANCEMaDSPGL.
      A Trimpolifante Jatrinautagobio Limajuñas, que era uno de los socios ejecutivos de la CANCEMaDSPGL, le tocó en el reparto un enorme queso suizo todo lleno de agujeros.
      Gu Luxan-1 y Gu Luxan-2 dejaron a los socios de la CANCEMaDSPGL discutiendo sobre el reparto de los bienes y se dirigieron al enorme edificio construido para albergar el espejo. Había dos puertas, una al lado de la otra, y cada uno probó su llave en una de las cerraduras.
      Ninguna abrió, así que se intercambiaron las llaves.
      Esta vez sí que se abrieron las puertas. Cada uno de los Gu Luxan entró y vio ante sí un espejo.
      Era el mismo espejo, sólo que visto desde uno y otro lado. No olvidemos que era un espejo mágico.
      Gu Luxan caminó hacia el espejo… cada uno de ellos lo hizo.
      Cruzaron el espejo. O mejor dicho, Gu Luxan cruzó el espejo.
      Y salió a través del espejo de su casa en el País Donde Nunca Pasa Nada.
      Sólo había un Gu Luxan, el único, el inigualable Gu Luxan.
      Finalmente, Gu Luxan pudo descansar de pie en su sillón favorito de hierro.

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