04 noviembre 2015

Los Últimos

Cuando una fórmula funciona, la vida la repite una y otra vez. Por ejemplo, cada vez que ha surgido un nadador rápido, ha desarrollado la misma forma hidrodinámica. Lo mismo, los seres que vuelan por el aire.
Igual ha sucedido con la inteligencia. Cada vez que ha surgido un ser inteligente, con capacidad para desarrollar tecnología, ha resultado tener una forma similar. Bípedo, órganos sensoriales en la cabeza, cerebro muy desarrollado, órganos manipuladores muy ágiles, etc.
Al menos una de estas especies provocó grandes extinciones. Otras veces fueron catástrofes naturales las que provocaron las extinciones. Pero una y otra vez la vida resurgía. Y cuando se daban lascondiciones propicias, aparecía la inteligencia.
Así, una y otra vez a lo largo de la historia del planeta. Hasta que el sol creció, y la vida empezó a resultar imposible en la Tierra. Por lo menos una vida compleja: la microbiana podría aguantar aún millones de años.
Fue entonces cuando aparecieron los Últimos. Se desarrollaron a partir de un animal terrestre, como otras veces, pero como todos dependían del agua. Y ésta era cada vez más escasa en un planeta reseco, ya sin océanos. Por eso los últimos almacenaban el agua en su cuerpo y excretaban amoniaco para mantener la temperatura corporal constante.
Eran inteligentes, cierto, y desarrollaron una cultura muy avanzada. Estudiaron el pasado y supieron así que eran, en efecto, los últimos. Cuando ellos se extinguieran, ya no habría vida compleja en la Tierra.
Descubrieron otros mundos, en otras estrellas. Buscaron un mundo joven, en una estrella amarilla con unos dos mil millones de años de edad. O sea, joven.
Encontraron la forma de viajar a ese mundo.
Cuando el sol, que ya era enorme, empezó a crecer a mayor velocidad, los últimos subieron a sus naves. Congelaron sus cuerpos y sus máquinas pusieron rumbo al nuevo mundo.
Llegaron varios siglos más tarde, pero no se enteraron.
Despertaron en un planeta joven, nuevo. Lleno de agua. Y sin vida compleja: toda la vida existente estaba limitada a los enormes océanos.
Se dispusieron a poblar el planeta. Serían los primeros seres inteligentes del planeta.
Y como dijo alguien una vez:
«Los últimos serán los primeros».

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