24 abril 2011

ALIENS

X-Kling lo descubrió.
Un planeta lejano, habitable y al parecer lleno de vida.
Contempló una vez más la pantalla triangular. ¡Allí estaba!, la estrella pequeña amarilla, igual que el Sol. Justo a su lado se apreciaban tres estrellas, una de ellas también una pequeña amarilla; al lado tenía una pequeña naranja y completaba el trío una muy pequeña roja.
Pero X-Kling sabía bien que la cercanía era engañosa: si activaba la visión en profundidad podía comprobarlo. El grupo de tres se situaba más cerca del Mundo que la otra estrella. En el trío, además, no había planetas habitables; tan sólo rocas estériles en órbitas caóticas, con frecuentes choques entre las mismas. Era un sistema inestable.
Pero más allá se encontraba la amarilla solitaria.
Desde hacía ya años, se sabía que la estrella Ftinx-8296 tenía exoplanetas. Primero se encontró un gigante de gas; luego fue otro aún mayor y más cercano. Más tarde se descubrieron otros gigantes menores y más alejados.
Fue justo en ese momento cuando X-Kling se sumó al equipo investigador. Y ella encontró los dos exoplanetas interiores.
Eran pequeños, rocosos, de un tamaño perfectamente habitable, es decir con gravedad para tener una atmósfera estable. Uno de ellos se encontraba demasiado cerca de la estrella, tenía una atmósfera, cierto, pero estaba a una temperatura demasiado elevada; era un infierno.
Pero el otro, más alejado, se situaba en el lugar adecuado.
X-Kling centró en él su estudio. Debía tener agua… ¡y sí, halló agua en estado líquido!
Siguió estudiándolo. Ella notó que en la luz reflejada se apreciaba un espectro peculiar. Buscó su posible origen en la biblioteca de espectros planetarios y comprendió que era producido por un complejo de carbono orgánico, algo que sólo podía ser producido por un ser vivo.
¡Había hallado señales de vida en aquel exoplaneta! Ftinx-8296-6 era sin duda un planeta habitado.
Ftinx-8296-6, además, era un exoplaneta emisor. X-Kling captaba señales de radio y de luz visible, muy tenues, pero que indicaban la presencia de algunas fuentes de radiación.
Nuevamente consultó la biblioteca, ésta vez en el apartado de emisiones. Y vio que tales señales eran compatibles con cierto nivel de tecnología.
¡Vida inteligente! ¡Allí había seres inteligentes!
Pero se hallaban muy lejos. Aquellas señales tardaban sus buenos quince años en llegar al Mundo.
El pueblo de X-Kling sólo era capaz de viajar a los otros planetas de su propio sistema, ¡ni pensar en hacerlo a exoplanetas, situados en otras estrellas! X-Kling era consciente de la inmensidad del espacio y sabía que nunca llegarían a encontrarse con los habitantes de Ftinx-8296-6.
Allí había otros seres inteligentes, que tal vez también fueran conscientes de la enorme distancia. Y ellos tal vez quisieran comunicarse con el Mundo.
En aquellas tenues señales se apreciaban pautas. Pero era tal la cantidad de ruido que X-Kling dudaba que pudiera averiguarse algo.
No obstante, X-Kling tenía recursos.
Apelando a los miembros de su clan, a sus hijos, a sus ascendientes y a todos los que se relacionaban con ella en una u otra forma, consiguió construir una enorme antena. Durante treinta años, emitió hacia Ftinx-8296-6 una señal de radio de alta intensidad. Si en aquel planeta había alguien atento, notaría que aquella señal era artificial; tal vez intentara interpretarla. O al menos contestaría.
A los treinta años, X-Kling se vio obligada a cancelar la emisión, pues no era compatible con la energía disponible: ésta hacía falta para otros recursos más urgentes. Pero cuando ya estaba a punto de entregar su cuerpo a la tierra, se recibió una señal procedente de Ftinx-8296-6. Fuerte, intensa, cargada de información.
¡Habían contestado!

4 comentarios:

Mary dijo...

¿Qué contestaron?? "Aquí la Tierra. Los habitantes del Planeta que Ud. contactó aún se encuentran en su etapa de imbecilidad, favor de intentar en 2,000 años más. Atte. Los Cetáceos."

Baldo Mero dijo...

Pues no, Mary. Por un lado, contestaron con lo típico "encantados de conocerles, somos los habitantes del planeta llamado La Tierra y bla bla bla"
Pero por otro lado, y sin decirles nada, enviaron una nave con dos millones de colonos hibernados. Y algunos soldados por si no querían darles sitio por las buenas...
Muy típico de los terrestres, como sin duda sabrás

Unknown dijo...

Yo quiero que los Aliens me contesten: Ya vamos a por tí! jajajajaja :D

Baldo Mero dijo...

La contestación forma parte de una novela que espero publicar