09 julio 2014

CONTACTA COMO PUEDAS

1.- ZETI
      Su tarjeta de visita lo ponía bien claro:
      “Zeledonio Pin-Fleitas
      cazador de extraterrestres”
y es que Zeledonio era un experto en la búsqueda de extraterrestres. Se había leído todas las obras de H.I.J. Bendítez, de Won Toniken, de P.K. Drick y de H.G. Webs. Conocía todos los trucos sucios de los alienígenas para lograr sus turbios fines, tantos como para escribir cien capítulos de Expediente Y o para llenar cinco tomos del Libro Violeta. Incluso conocía personalmente a casi todos los Hombres de Blanco y sabía donde se hallaba el Área 55.
      A pesar de todo ello, Zeledonio quiso ir más allá. Pensó que tenía que encontrar el modo de espiar las comunicaciones entre los alienígenas camuflados en la Tierra y sus bases en el espacio.
      Zeledonio meditó largas horas acerca de cómo tendría que ser esa comunicación. Primero supuso que usarían algún medio de tecnología no terrestre, como por ejemplo hiperondas o modulación de vacío. Pero recordó que todos los receptores de hiperonda funcionaban con antimateria, lo que resultaba muy peligroso en la Tierra. Aunque tal vez lo de Tanguska… No importaba, aunque el incidente de Tanguska hubiera sido causado por el uso indebido de un receptor de hiperondas, era un dato inútil para lo que Zeledonio pretendía.
      ¿Modulación de vacío, entonces? “No”, decidió Zeledonio, los moduladores de vacío eran aparatos enormes, tan grandes que sólo podían instalarse en las naves matrices, de kilómetros de longitud, y esas raras veces se acercaban a la Tierra (aunque los que hicieron la película “InDepende DeY” tenían una idea diferente…)
      Zeledonio tanteó otras posibilidades y al fin decidió que no, no podían usar tecnología no terrestre, aunque fuera tan sólo para evitar el riesgo de que cayera en manos humanas por accidente. Tenían que evitar la repetición de otro Roxwelt.
      Por lo tanto, concluyó Zeledonio, los extraterrestres debían usar tecnología terrestre. Bien, pero ¿cuál? ¿Ondas de radio?, ¿láser de ultravioleta?, ¿emisores gamma?
      Al fin, Zeledonio optó por las ondas de radio, pues eran el medio más simple.
      Para captar las señales de radio hacía falta una antena, así que Zeledonio construyó un radiotelescopio en su patio trasero. A quien le preguntaba por lo que hacía, Zeledonio respondía que pretendía estudiar las emisiones de radio del núcleo de la Galaxia, porque era un aficionado a la radioastronomía. No podía decir que esperaba detectar extraterrestres pues se reirían de él, y a Zeledonio le fastidiaba que lo tomaran a chacota. De hecho, tenía escondido bajo la almohada de su cama un desintegrador modelo vulcaniano por si algún día alguien se atrevía a reírse en sus barbas.
      Así fue como Zeledonio construyó su dispositivo para ZETI (Zumbido de ExtraTerrestres Intrusos). A la enorme antena de quince metros de diámetro le acopló un receptor de televisión vía satélite y éste lo conectó a su televisor.
      Al principio, tan sólo recibió ruido pero Zeledonio invirtió la polaridad de las líneas 7 y 13 para subvertir el decodificador y entonces pudo captar algo.
      Lo primero que Zeledonio pudo ver en la pantalla fue una carta de ajuste. Cambiando de canal contempló las emisiones de TV de diferentes países; Zeledonio se detuvo interesado en la emisión de un canal sueco para adultos, hasta que comprendió su error. Estaba apuntando al satélite Aspasat. Debía apuntar a otro objetivo celeste.
      Así dio comienzo la Búsqueda. Todos los días, Zeledonio giraba las manivelas que permitían mover la gran antena. Debía hacerlo a mano, pues no había hallado un motor adecuado, y resultaba un tremendo esfuerzo. Zeledonio la desplazaba algunos grados en ascensión recta y en declinación, luego encendía el decodificador y el televisor a ver si captaba algo. Cuando se aburría, buscaba el Aspasat y se entretenía con el canal sueco, pero tan sólo unos minutos (treinta como máximo), antes de volver a mover las manivelas para seguir la Búsqueda.
           
2.- CON-TACT
      Durante 7 meses y un día, Zeledonio exploró el éter sin resultado. Hasta que de pronto…
      La antena apuntaba a cierto punto de la constelación de Leo. Zeledonio encendió sus aparatos y vio una imagen muy conocida: un OVNI. Aquello parecía un programa de Expediente Y pero no se entendía nada. Zeledonio revisó el sonido, y estaba todo correcto pero sólo se oía un galimatías. Entonces, decidió grabarlo todo en vídeo.
      Usando su HDTV de alta capacidad, Zeledonio grabó 72 horas, 28 minutos y 10,1 segundos antes de que la señal se repitiera. Tenía así el documento completo. Sólo le quedaba traducirlo.
      Zeledonio tenía ante sí un problema formidable. Pero a él le encantaban los desafíos, así que comenzó por visualizar el vídeo entero durante un mes hasta que lo memorizó casi por completo.
      El sonido seguía siendo un galimatías, pero las imágenes eran muy sugestivas.
      Al principio de la emisión aparecían unos símbolos, parecidos a garabatos. A lo más que se asemejaban era a ideogramas japoneses escritos por un árabe con hipo y dislexia. Zeledonio supuso que sería la presentación, algo así como el título.
      Luego aparecía el alienígena característico, cabeza triangular, piel blanca como la nieve y sin pelo, ojos enormes, boca pequeña y nariz inexistente. No tenía orejas, y no se le apreciaba el cuerpo.
      El alienígena hablaba en su jeringonza, como si estuviera explicando algo. De vez en cuando la imagen cambiaba, mostrando en primer lugar una vista de la galaxia que poco a poco se ampliaba hasta abarcar sólo el Sistema Solar y luego la Tierra. Tras una nueva explicación del extraterrestre, aparecía una ciudad extraña, con el cielo color lavanda, edificios parecidos a espinas de pescado y llena de vehículos voladores con forma de árbol.
      Luego se veían unas naves espaciales con forma de disco y de ellas emergían unos símbolos extraños. Zeledonio llegó a la conclusión de que era una pausa publicitaria.
      Así seguía la transmisión, hasta completar 72 horas, 28 minutos y 10,1 segundos. Pero en ningún momento se entendía algo en el sonido. Tras quince repeticiones, Zeledonio consiguió reconocer lo que podía ser música; era una mezcla de Vangelis, Bach y Peter Gabriel, con sonidos diversos como aullido de tormentas huracanadas y arañazos en un cristal.
      Aparte de la música, no se entendía nada. Entonces, Zeledonio tuvo una de sus habituales ideas geniales. Tenía que transcribir el sonido a un texto escrito.
      Zeledonio disponía de un PC con el programa DiktaPhon de Macrochoft. Acercó el micrófono del PC al altavoz derecho del HDTV, y de esa forma consiguió un archivo de texto con la trascripción de la señal.
      Seguía siendo un galimatías, no obstante, un revoltillo de letras como si el PC se hubiera vuelto loco. Pero Zeledonio no había agotado aún todos sus recursos: aún tenía algunos disponibles. Buscó todos los traductores automáticos que pudo hallar y uno tras otro les fue sometiendo el enorme texto. Casi todos volcaban el galimatías original en otro galimatías aún menos comprensible.
      El único traductor que pareció darle un resultado interesante fue el esloveno/inglés. El texto traducido era remotamente parecido a un inglés muy pero que muy peculiar.
      Ahora, Zeledonio decidió partir del nuevo texto, y lo sometió a toda la batería de traductores. Para su sorpresa, el traductor de francés a euskera proporcionó un texto aún más claro, aunque aún no se entendía.
      Partiendo ahora de la tercera versión, Zeledonio repitió todo el proceso hasta llegar al euskera/español. Por fin tenía algo legible.
      ¡Ya conocía los planes de los extraterrestres! Había dado con TACT (Tema Agresivo Contra Terrestres).
           
3.- MASKA-RA
      Zeledonio imprimió el texto final traducido. Gastó tres paquetes de folios y 2 cartuchos de tinta. Metió todas las hojas en una caja y la selló cuidadosamente. El con-TACT era demasiado grande y pesado como para enviarlo por correo, aparte de ser un procedimiento poco seguro.
      No importaba. Zeledonio sabía dónde estaba el Cuartel Secreto de los Hombres de Blanco, un lugar tan secreto que ni siquiera aquí lo decimos.
      Zeledonio tomó un taxi, luego alquiló una bicicleta, dio un paseo en barca por un lago, entró en una estación del Metro y salió por otra, entró en un edificio, subió unas escaleras, bajó por un ascensor, salió por otra puerta, caminó un buen trecho y se detuvo ante un enorme rascacielos de cemento y cristal. Sobre la puerta blindada, un gigantesco cartel de neón luminoso proclamaba “Cuartel General Secreto de los Hombres de Blanco”.
      Junto a la puerta podía verse un gran botón rojo redondo. Zeledonio lo pulsó y se oyó una voz por el altavoz que dijo:
      —E-T
      —Mi casa— respondió Zeledonio.
      —Contraseña correcta— replicó el altavoz —puede pasar.
      Dentro del cuartel, Zeledonio buscó a los agentes HP y WC (no los conocía de otra forma que no fuera por sus códigos).
      Lo saludaron con un vago —Hola, ZP, ¿qué te trae por aquí?
      Zeledonio entregó la caja con el con-TACT y los tres se dedicaron a estudiar el documento.
      Tres días más tarde, HP concluía:
      —Ciertamente, esto es un peligro. Los alienígenas reconocen abiertamente que planean nuestra destrucción.
      Y WC confirmaba los temores de todos:
      —Si no hacemos algo, es que somos imbéciles rematados.
      De ese modo, Zeledonio subió a bordo del MASKA-RA (Móvil AutoSuspendido Kappa Alfa modelo Radio Automático) que era el mejor vehículo disponible de los Hombres de Blanco. Aparentemente era un “Escarabajo” fabricado en Brasil, con motor de alcohol y gasolina, pero realmente podía alcanzar 55,2 veces la velocidad del sonido.
      Con el MASKA-RA, Zeledonio viajó a donde sabía que estaban los extraterrestres.
      En efecto, nada más bajarse del MASKA-RA, Zeledonio vio una nave espacial plateada. Junto a ella había unos personajes vestidos con trajes también plateados pero sin casco. Sin embargo, tan sólo uno de ellos parecía alienígena, los demás eran claramente humanos.
      Entonces, Zeledonio descubrió los focos, los micrófonos, las cámaras, todo el equipo de filmación y al director que gritaba:
      —¡Corten! ¡Quiten a ese imbécil de en medio! ¡Ya estropeó la toma!
      Abochornado, Zeledonio regresó al Cuartel General Secreto de los Hombres de Blanco. Allí le esperaba WC con una noticia:
      —He estado revisando tus programas de traducción y he descubierto un fallo. Confunden las letras U y V, la W la leen como VU, la L se confunde con la J y muchas veces se mezclan la G con la C, la O con la Q, la E con la F y la M con la N.
      —Pero eso no importará —dijo Zeledonio. —La traducción general será más o menos la misma.
      —Pues no— fue la réplica de WC. —Hemos corregido los errores y repetido todo el proceso y ahora el texto es ligeramente diferente. Se trata de un documental acerca de la mariposa orquídea-roja que vive en la Amazonia y que se encuentra en peligro de extinción. Lo que los alienígenas pretenden es avisarnos para que cuidamos las mariposas a fin de que no desaparezcan. Nos lo solicitan muy amablemente, como un favor. Además, nos regalan la exclusividad de la distribución del documental en la Tierra.

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