06 noviembre 2014

Jimmy Cara de Caballo - 3

Episodio 4: El banco de Toz Town

Jimmy Cara de Caballo llegó al pueblo de Toz Town montado en su caballo Cara de Jimmy.
      Toz Town era famosa porque tenía muchos bancos. No, no era que tuviera una plaza llena de bancos para sentarse (de hecho donde único podía uno sentarse era en alguna de las maltrechas sillas del Saloon). Era que en Toz Town había la friolera de 7 bancos: el First National Junction Bank, el Senior and Junior Workers Bank, el Woldmann Bank, el BBW Bank, el Colorado Springs Bank, el Chipichipi Band Bank y el Toz Town Bank. Todos estaban juntos en la calle principal, cuyo nombre era Calle Principal.
      Había tantos bancos en Toz Town porque muy cerca estaban las minas de oro, plata, cobre y manganeso de Toz Rocks y de Toz River.
      Y pese a haber tantos bancos, y tanto dinero en ellos, en Toz Town sólo había un sheriff, quien ni siquiera tenía ayudante. Cuando alguien le preguntaba si no tenía mucho trabajo con los ladrones, él invariablemente decía:
      -Aquí no hay robos, porque saben que cualquier ladrón no tiene a donde ir.
      Y si le decían que estaba todo el desierto de Arizona para poder huir, el sheriff insistía:
      -De verdad, de verdad, que no hay a donde ir.
      Y debía de ser así porque nunca habían robado en ninguno de los bancos de Toz Town.
      Jimmy Cara de Caballo precisamente estaba pensando en eso. Tenía que volver a su mina de oro a recoger alguna bolsita de oro, y esta vez sabía que Cara de Jimmy no le dejaría jugar al póker. Lo mejor sería depositarlo en un banco donde estuviera seguro. Cualquiera de los bancos de Toz Town parecía una buena opción.
      Por ejemplo éste: TOZ TOWN BANK decía el letrero enorme sobre la puerta.
      Jimmy estaba pensando en descabalgar y entrar en el banco cuando oyó unos disparos y gritos. Venían del interior del banco...
      Un hombre salió corriendo por la puerta, con la pistola desenfundada. Llevaba la cara tapada con un pañuelo todo sucio y en la mano portaba una bolsa repleta de dólares de oro. Saltó a un caballo que estaba sin amarrar y le clavó las espuelas salvajemente.
      Hasta Cara de Jimmy se estremeció de ver cómo le clavaba las espuelas al pobre caballo, que salió corriendo por la calle hacia las afueras del pueblo.
      Jimmy decidió seguirlo. Él no usaba espuelas, así que se limitó a darle unas palmaditas a Cara de Jimmy y decirle:
      -Cara de Jimmy, ¡vamos pa'llá!
      Y Cara de Jimmy se echó a correr.
      Justo al pasar frente a la oficina del sheriff, Jimmy vio salir a éste, coger la pistola y dispararle. ¡El muy estúpido creía que el ladrón era Jimmy!
      El sheriff subió a lomos de su propio caballo y se dispuso a seguir a Jimmy. Pero tanto él como su caballo estaban muy gordos y no podían ir muy deprisa. Cara de Jimmy, mucho más rápido, los dejó atrás.
      Pero el caballo del ladrón era aún más rápido. O acaso el ladrón seguía apretando las espuelas en los flancos del pobre animal.
      Como fuera, Jimmy exclamó:
      -¡Eso no vale! ¿No se supone que en las películas el malo siempre tiene un caballo más lento que el protagonista? ¿No se dice “más lento que el caballo del malo”?
      Cara de Jimmy respondió con un leve relincho.
      -Vale, Cara de Jimmy. Tú has lo que puedas. Ya hablaré luego con el guionista.
      El ladrón y su caballo pasaron junto a una señal. Poco después, Jimmy Cara de Caballo y su caballo Cara de Jimmy llegaban junto a la misma señal, que decía:
      «MINAS DE TOZ RIVER A 3 MILLAS»
      Y una flecha señalaba el camino.
      Jimmy comprendió que sabía perfectamente a donde se dirigía el ladrón. Le dijo a Cara de Jimmy:
      -Cara de Jimmy, creo que el ladrón se dirige a las minas de Toz River.
      Y el caballo asintió relinchando.
      Cuando el ladrón ya se había perdido en el horizonte, llegaron a otra señal, parecida a la anterior. Decía:
      «MINAS DE TOZ RIVER A 2 MILLAS»
      Jimmy Cara de Caballo no tenía más que seguir la flecha. En realidad, no tuvo que decirle nada a su caballo Cara de Jimmy, pues éste siguió corriendo en la dirección que marcaba la flecha.
      De pronto, el camino que habían seguido hasta entonces llegó a un barranco. Justo al comienzo había otra señal, pero el ladrón la había movido al pasar.
      «MINAS DE TOZ RIVER A 1 MILLA» era lo que indicaba el cartel.
      Cara de Jimmy observó que la flecha ya no señalaba el camino. De hecho, señalaba a la enorme pendiente, mientras que el camino bajaba despacio por la ladera del barranco. Se detuvo y relinchó con fuerza.
      -¿Qué ocurre, Cara de Jimmy? -preguntó Jimmy Cara de Caballo-. ¡Sigue la flecha, que es el camino que lleva el ladrón!
      Cara de Jimmy volvió a relinchar.
      -¡No me seas tan comodón! -exigió Jimmy Cara de Caballo-. ¡Tú sigue la flecha y punto!
      Abandonaron el camino y bajaron por la fuerte pendiente. Era casi vertical y Cara de Jimmy lo tenía muy difícil para sostenerse. Más de una vez tropezó y si evitó caer fue de pura casualidad.
      Pero finalmente ya no pudo más. Tropezó una vez más y ambos cayeron por la pendiente, dando tumbos.
      Cayeron, cayeron y cayeron hasta que finalmente...
      Se detuvieron sobre el camino justo delante del ladrón, cuyo caballo se vio sorprendido cayendo todos en un revoltijo de personas y caballos.
      Cara de Jimmy quedó sobre el ladrón, mientras que Jimmy Cara de Caballo logró quedar libre.
      Por primera vez en toda su vida, Jimmy fue lo bastante rápido para desenfundar antes que el otro y dijo:
      -¡Estate quieto, chaval, si no quieres que te meta plomo en la tripa!
      Cara de Jimmy se alzó y el ladrón levantó las manos.
   
Cuando el sheriff logró alcanzarlos, ya volvía Jimmy Cara de Caballo montado en Cara de Jimmy, con la pistola en la mano. Delante de él iba el ladrón en su caballo, con las manos en alto y sin espuelas. La bolsa con el dinero estaba sujeta a la silla de Cara de Jimmy, el cual pensaba que con ese dinero bien que podían comprarse una silla nueva.
      -¡Vaya, vaya, pero si es Pecas Willy! -exclamó el sheriff-. ¡Dan una recompensa de 25.000 dólares por su captura! ¿Y quién es este valeroso caballero que ha capturado a semejante forajido!
      -Me llamo Jimmy Cara de Caballo y éste es el ladrón del banco de Toz Town Bank. Aquí está el botín.
      Y le entregó al sheriff la bolsa con el dinero, sin hacer caso de las protestas de Cara de Jimmy.
      De esa forma llegaron los tres al pueblo. Delante iba el ladrón, aún con las manos levantadas y detrás iban el sheriff y Jimmy Cara de Caballo, cada uno al lado del otro y ambos con las pistolas apuntando a la espalda del ladrón.
      El sheriff puso al ladrón en la cárcel, devolvió el dinero robado al banco y volvió con otra bolsa, más pequeña, que entregó a Jimmy.
      -Aquí están los 25.000 dólares de recompensa, señor Jimmy Cara de Caballo.
      Cara de Jimmy relinchó.
      -¿Decía usted?- le preguntó el sheriff a Jimmy, pensando que había sido él quien había hablado.
      -Yo no he dicho nada -respondió Jimmy-. Ha sido mi caballo Cara de Jimmy
      -Ciertamente, ese es un nombre muy adecuado -observó el sheriff.
   
Jimmy entró en el banco de Toz Town Bank y abrió una cuenta a su nombre para dejar allí los 25.000 dólares.
      Nada más salir Jimmy del banco, por la parte de atrás salía también un hombre con la cara tapada y la misma bolsa en la mano. Nadie había observado que en la parte trasera de todos los bancos había varios boquetes camuflados que llevaban directamente a las cajas fuertes. De hecho, en el mismo momento salían otros seis hombres, cada uno de un banco distinto, todos con la cara tapada con un pañuelo y cada cual con una o varias bolsas repletas de dinero y de oro.
   
Ajenos a todos aquellos sucesos, Jimmy Cara de Caballo y su caballo Cara de Jimmy salieron de Toz Town caminando hacia el oeste.
      Jimmy cantaba aquello de...
      -¡Al 'ueste', vamos al 'ueste'! ¡Al 'ueste', vamos to's pa'llá!
      El caballo relinchaba. Pero no quedaba del todo claro cual de los dos era el que cantaba y cual relinchaba...


Episodio 5: La mina de Jimmy Cara de Caballo

Después de pasar muchas aventuras, Jimmy Cara de Caballo descubrió que no le quedaba un centavo. Así que le dijo a su caballo, Cara de Jimmy:
      -Cara de Jimmy, no nos queda un solo centavo. Tenemos que ir a la mina a buscar más oro.
      A lo que respondió Cara de Jimmy con un relincho; a fin de cuentas no sabía decir otra cosa...
      Y tras tan meditada decisión, se pusieron a caminar por el desierto de Arizona Jimmy Cara de Caballo, y su caballo Cara de Jimmy. Cantaban aquello de...
      -¡Al 'ueste', vamos al 'ueste'! ¡Al 'ueste', vamos to's pa'llá!
      Un indio carajote que los oyó pasar se quedó pasmado. Al volver con su tribu, les contó:
      -Mí ver a rostro pálido con grandes dientes sobre caballo con hocico de rostro pálido. Mí no saber si rostro pálido relinchar o si caballo cantar. Ser horrible, mí tener miedo. Mí hacer ofrenda al tótem en desagravio.
      Y acompañado del brujo de la tribu hizo la ofrenda: las pieles de tres coyotes que acabada de cazar, depositándolas a los pies del tótem.
   
Ajeno a estos acontecimientos, Jimmy Cara de Caballo seguía cantando mientras montaba en su caballo Cara de Jimmy. De pronto cayó un chaparrón, que se detuvo en el mismo momento en que Jimmy dejó de cantar. Extrañado, éste comentó:
      -Cara de Jimmy, no entiendo por qué llueve cada vez que canto.
      Y Cara de Jimmy respondió relinchando.
      -Pues si tú lo entiendes, ¿por qué no me explicas?
      Cara de Jimmy volvió a relinchar.
      -Pues será eso, supongo.
      Tras largas jornadas, llegaron a la mina de Jimmy. Era una mina muy profunda y con un túnel enormemente largo. Como siempre, Jimmy dejó a su caballo fuera de la mina, pastando, y cogió cinco linternas; como el camino era tan largo, con una linterna no le alcanzaba, así que encendía una, cuando se le apagaba encendía la otra y luego la tercera.
      De esa forma, ya con la tercera linterna encendida, Jimmy llegó al final del túnel. Hacia arriba estaba el pozo por donde caía el oro. Jimmy miró al suelo y, ¡en efecto!, allí había dos bolsas de oro que habían caído. Una de ellas tenía muchas pepitas de oro y la otra, ¡monedas de oro de diez dólares!
      Jimmy no entendía cómo una mina podía dar el oro ya en bolsas, ¡e incluso en monedas! Pero sin preocuparse mucho por la cuestión, volvió hacia atrás, para salir al exterior. Muy pronto se le apagó la tercera linterna, encendió la cuarta y luego la quinta. Cuando ya se le estaba apagando la quinta linterna llegó afuera, donde le recibió contento su caballo Cara de Jimmy, relinchando de alegría.
      -¡Sí, Cara de Jimmy! Conseguí oro, ¡míralo!
      Y le enseñó las dos bolsas de oro, una llena de pepitas y la otra de monedas.
   
A varios kilómetros de allí, en la mina de Toz Rocks, el minero Johnny Melawo estaba discutiendo con su hermano Yotam Poko Melawo.
      -¡Yotam, te he dicho que debes tener cuidado con ese agujero! Cada vez que se cae una bolsa de oro por ahí, se pierde sin remedio.
      -¡Pero Johnny, es que está muy oscuro y no se ve bien!
      -Sí, pero hay que tener más cuidado. Ya hemos perdido otras dos bolsas. Nos quedan diez con pepitas y tres con dinero, así que no vuelvas a perder ni una más.
      -Bien, Johnny, pero la próxima vez me das una linterna para ver donde está el dichoso agujero.
      -Supongo que tienes razón.
      El agujero de marras era una grieta muy difícil de ver, pero muy profunda. Cada vez que alguna bolsa de oro caía por ella se perdía sin remedio. Y al final de la grieta, en lo más profundo... estaba la mina de Jimmy Cara de Caballo.
   
Ignorando el extraño origen de su oro, Jimmy Cara de Caballo se alejó de la mina montado en su caballo Cara de Jimmy. Cantaban aquello de
      “¡Al 'ueste', vamos al 'ueste'! ¡Al 'ueste', vamos to's pa'llá!”


No hay comentarios: